“Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?”. Esta es una pregunta a la que casi todos nos hemos enfrentado muchas veces a lo largo de nuestra vida, sobre todo durante la infancia. La respuesta ha sido siempre de lo más variada. Desde niños que querían ser astronautas, a otros que querían ser médicos, o bomberos, policías, maestros, cantantes e incluso jugadores de fútbol.

Hoy en día la situación ha cambiado bastante. Los datos no mienten. De hecho, la profesión de youtuber figura entre las cinco preferidas entre los niños de 2 y 8 años, según una encuesta realizada en junio de 2019 por la plataforma educativa Lingokids. Las cifras de este estudio muestran que el 16 por ciento de los pequeños sueñan con ser youtubers. Por delante, un 26 por ciento afirma querer ser deportista, un 22 por ciento elige ser médico, otro 22 por ciento policía y un 18 por ciento se inclina por un oficio de estilo artístico como actor, músico, escritor o bailarín.

El mundo de las nuevas tecnologías y las redes sociales no solo ha abierto un nuevo campo profesional, sino que también ha supuesto un cambio total de referentes para los niños. Ahora la vida de los niños está dominada por las pantallas y en ellas quienes mandan son los gamers, estrellas de YouTube y los llamados influencers, que buscan encandilar a consumidores de todas las edades prescribiendo productos que les regalan las marcas y no siempre aclaran que hacen publicidad encubierta.

Ante esta situación, ¿qué pueden hacer los padres y educadores? Ir a contracorriente está bien, pero enfrentarse a una tendencia que mueve el mundo parece una tarea titánica (e imposible). No se trata de demonizar a estos nuevos referentes ni de prohibirlos de forma tajante, sino solo conseguiremos el efecto contrario: que nuestros hijos tengan cada vez más interés en ellos.

Lo ideal es buscar un equilibrio, moderando su consumo y, sobre todo buscando alternativas que resulten más apetitosas que pasarse toda una tarde sentado delante de la pantalla del ordenador, la tablet o el móvil. No será una tarea fácil porque los niños viven en sociedad y, aunque no vean algo en casa, acabarán por conocerlo a través de sus amigos o de sus compañeros de clase. Sin embargo, no hay que dar la partida por perdida. Existen otras opciones.

Ofrecer alternativas a youtubers, instagramers e influencers

– Una idea sería buscar youtubers o influencers que tengan un impacto positivo en la vida de nuestros hijos. Quizás pueda parecer un oxímoron, pero no tiene por qué serlo. Hay canales de YouTube divulgativos en los que se puede aprender, por ejemplo, de ciencia. Uno de ellos es el del youtuber español José Luis Crespo, más conocido como Quantum Fracture, quien explica la física de una manera cercana y sencilla. Otro canal interesante es Star Tres, que firman las astrónomas chilenas Carolina Agurto, Karina Rojas y Javiera Rey. No hay secreto del espacio que se les resista.

– También se puede optar por reducir el tiempo que nuestros hijos pasan en casa y en espacios cerrados, de esta forma evitaremos la tentación de las pantallas. Programar actividades al aire libre como excursiones, caminatas o fines de semana en la casa del pueblo siempre puede ayudar a que crezcan con otros referentes.

– También es importante jugar con las nuevas posibilidades que nos ofrece la tecnología, entre ellas, los podcast para niños. Introducir al público infantil en el mundo del podcast constituye todo un acierto porque les permite desarrollar su imaginación a través del espectro sonoro y, además, si eligen un buen podcast educativo pueden complementar aquello que estudian en el cole o profundizar en otros temas que les gustan. Uno de los podcasts divulgativos más recomendados para niños de entre 9 y 12 años es “Cometa Colin”, un podcast para niños curiosos que elaboran las periodistas españolas Almudena de Cabo y María Prieto. Alojado en la plataforma de podcast Planeta Podcast, así como en Spotify, Google Podcast, Apple Podcast y iVoox, este programa divulgativo aborda temas variados, entre ellos, de economía, de historia, de política o de ciencia.