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Cartel electoral Martin Schulz

Politógo Pablo Simón: “Los niños pueden participar de la política porque la política es más que ir cada cuatro años a las urnas”

Muchos países del mundo tienen hoy en día derecho a elegir a sus gobernantes gracias a los griegos. La Antigua Grecia instauró la democracia en los últimos años del siglo VI a.C.

 

Democracia significa “el poder del pueblo” y es una palabra que inventaron los habitantes de Atenas para referirse a un sistema de Gobierno en el que las decisiones ya no las tomaba un rey o un emperador, sino los ciudadanos.

 

Entrevistamos a Pablo Simón, uno de los politólogos más reconocidos en España y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid.  Simón nos ayuda a explicar de manera sencilla la democracia y las elecciones a los niños.

Pablo Simón

El politólogo español Pablo Simón

¿Por qué es tan importante votar?

 

Nuestro sistema político es una democracia y esto supone que nosotros podemos elegir a aquellas personas que queremos que nos gobiernen. La manera de hacerlo es mediante las elecciones y lo que hacemos en el día de las elecciones: cogemos una papeleta, decidimos cuál es el partido o los partidos que más nos gustan y la metemos en la urna. Todos los votos valen lo mismo, todos los votos cuentan y es la mejor manera de la que los ciudadanos podemos decir cuáles son los proyectos políticos que nos convencen más. Ahí decidimos si, por ejemplo, nuestros gobernantes gasten más educación, suban o bajen los impuestos, se preocupen o no por el medio ambiente, hagan unas políticas u otras. Lo que nosotros hacemos con el voto es confiar en unos representantes y por eso es tan importante votar, porque gracias a que votamos podemos traducir nuestras preferencias, nuestras ideas, nuestros valores, nuestra manera de entender la sociedad en representantes que después gobernarán nuestro país.

 

¿Por qué los niños no pueden votar?

 

Tradicionalmente se dice que los niños no pueden votar porque ellos no tienen que tomar muchas de las decisiones que van a afectar a su vida y porque no se ven directamente afectados por muchas de las leyes o de los reglamentos que aprueban nuestros políticos. Por ejemplo, un niño no tiene que buscar trabajo. Un niño no es quién decide inicialmente la escuela a la que va, sino que lo hacen sus padres. Un niño, por ejemplo, no paga impuestos. Por lo tanto, un niño en un principio no tiene que votar hasta que llegue la edad establecida para hacerlo. Una edad que, además, ha ido cambiando a lo largo de la historia, pero que hoy tenemos en los 18 años. A partir de ese momento, un niño pasa a ser considerado un adulto y ahí sí puede participar del sistema político. Ahora mismo hay un debate muy interesante a propósito de si estaría bien o mal que los niños también pudieran votar haciéndolo a partir de los 16 años, bajando por lo tanto la edad legal para hacerlo. En cualquier caso, esto es algo que algunos países ya están discutiendo o han aplicado, pero que España todavía no lo tiene.

 

Aunque los niños no puedan votar, ¿cómo pueden participar en política?

 

Los niños pueden participar de la política porque la política es algo que va mucho más allá de ir cada cuatro años a las urnas. Por ejemplo, un niño puede participar de una manifestación o de una protesta si no está de acuerdo con una política determinada o si cree que es muy importante que se hagan determinadas acciones. Muchos niños han participado de las manifestaciones en la lucha contra el cambio climático, por ejemplo. Los niños también participan en política cuando discuten y tratan de este tipo de temas, cuando se informan de los asuntos que les afectan directamente, cuando discuten con sus padres sobre ese tipo de cuestiones, cuando muestran interés. Es decir, la participación política no solo es votar y, por lo tanto, como la escuela para hacer los ciudadanos es algo que comienza desde que vivimos en sociedad, los niños también participan políticamente.

 

En este podcast divulgativo en el que se explica la política y las elecciones de forma sencilla para niños también nos preguntamos ¿es la democracia la forma más perfecta o más justa de gobierno?

 

Se suele decir que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno que hemos probado hasta la fecha y esto tiene cierto sentido plantearlo porque es un sistema político que nos ha garantizado dos grandes hitos que no eran tan comunes en el pasado. El primero es que la gente sea relativamente libre, es decir, que podamos optar entre diferentes políticos , que podamos expresarnos en libertad, que podamos elegir qué tipo de educación o de sanidad queremos. Al mismo tiempo, es un sistema que ha permitido que reemplacemos a nuestros gobernantes sin recurrir a la violencia. Esto es extremadamente importante porque los sistemas que se basan en dictaduras o los sistemas basados en las monarquías son un sistema político en los que hay una persona que manda y muchos que obedecen, pero en nuestro sistema político, que es el democrático, los políticos siempre tienen que estar pendientes de cuáles son las necesidades que tiene la población porque si no terminarán perdiendo las elecciones. Así que uno puede pensar que, aunque la democracia es un sistema político con sus problemas, también es verdad que es el mejor sistema que hemos probado hasta la fecha.

 

Leemos el periódico en el móvil, compramos con el móvil, miramos la cuenta del banco en el móvil, pero ¿por qué todavía en muchos países no se ha implantado el voto electrónico?

 

En democracia hay algunas cuestiones que son fundamentales y es que nos aseguremos, no solo de la transparencia de los resultados, sino que también que aquellos que participan en las elecciones puedan recontarlas si no están de acuerdo. Lo bueno que tienen los votos en un sistema analógico, es decir con trozos de papel, es que nos permiten contarlos todas las veces que haga falta y esto puede ser muy importante si el resultado es ajustado. Sin embargo, en un sistema que fuera totalmente digital no sabríamos muy bien cómo se podría realizar el recuento y tampoco estamos seguros de que el sistema tuviera las totales garantías. Esto es algo que genera suspicacias y nos puede ayudar a entender por qué los países son relativamente lentos a la hora de cambiar sus sistemas de votación al mecanismos digital. Al fin y a cabo, hablamos con frecuencia de que las elecciones son la fiesta de la democracia y como una buena fiesta tiene algunos componentes que tienen que apelar a la tradición y ahí es donde precisamente el seguir votando de manera tradicional, como hacemos en España, es algo que da garantías a los que participan de ella.



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