Hacer cine de animación no es tan sencillo como parece. No se trata sólo de crear imágenes, dibujos o figuras, sino de dar la sensación de que se mueven.  Lo importante es hacer cambios minúsculos para que nuestros ojos los vean como un movimiento real.

Para saber más, en este podcast para niños sobre cine de animación hemos hablado con Juan Galiñanes,  director, guionista y montador en cine, en televisión y publicidad. Galiñanes dirigió “Holy Night”, la primera película de animación en 3D digital que se hizo en España y también trabajó como montador del film El sueño de una noche de San Juan,  una película que ganó en 2006 el Premio Goya a la Mejor película de animación.

El director, guionista y montador Juan Galiñanes

¿De dónde surge tu interés por el cine de animación?

El interés por la animación viene como la de cualquier niño. ¡Me ha gustado de toda la vida! Pero nunca he tenido un interés especial por dedicarme al mundo de la animación. Lo mío con la animación tiene un punto de casualidad. La verdad es que yo estudié realización y me fui a hacer prácticas a una empresa en la que se hacía animación y me encantó. Me lo pasé super bien cuando empecé a ver lo que se hacía allí, cómo se trabajaba haciendo las pelis de animación, descubrí todos los procesos. Además, estaba muy cerca de todos ellos porque yo hacía el making off de la película. Pude ver desde cómo se trabajaba en el departamento de diseño hasta cómo se hacía la postproducción final.

Así fue como me enamoré de todo el proceso que incumbe realizar una película de animación, pero antes no lo conocía. En la escuela estudié realización y realmente me estaba formando para trabajar con gente de carne y hueso. Luego me pasó otra cosa importante trabajando en realización: descubrí el proceso de montaje. En montaje es a lo que me llevo dedicando desde entonces, tanto en animación como en imagen real.

¿En qué consiste exactamente el montaje?

El montaje consiste en pegar cada uno de los planos de la película y decidir qué tiempo tiene cada uno de ellos. Es super importante. Pero en animación, esa decisión de cuánto dura un plano la tiene mucho más el montador. En imagen real tienes unas imágenes grabadas y tienes que decidir esos tiempos, pero en animación no existe nada todavía, entonces tienes que decidir cuánto va a durar ese plano y si te equivocas, puede no funcionar la película. Pero es que además supone muchísimo dinero porque ese plano luego hay que acabarlo. El proceso de montaje en animación no solo es igual que en imagen real, sino que tiene una mayor responsabilidad.

¿Dónde te has formado para ser director de cine de animación?

Yo no me formé para ser director de animación ni para trabajar en animación. Me formé para ser realizador, director o cualquier otra cosa que tuviese que ver con la dirección de una peli. Así que podría haber sido ayudante de realización, montador o guionista. De hecho, a día de hoy sigo siendo realizador, montador y guionista y no solo de animación, sino también de imagen real.

¿En qué consiste el trabajo de un director de cine de animación?

El director de animación propiamente dicho es aquel que supervisa cómo se mueven los personajes y se encarga de la interpretación y de que todo el trabajo de los diferentes animadores case, esté acorde y todo tenga armonía. Digamos que el director de una película de animación puede estar a día de hoy haciendo una película de animación y mañana una película con actores de carne y hueso. En realidad no veo por qué solamente tienes que ser solo director de animación o director de imagen real. Al final, la animación es una herramienta que te permite contar otro tipo de historias. No creo que haya historias de animación o historias de imagen real, hay historias. Al final lo que quieres es eso, que te cuenten algo que te guste, que te emocione, que te entretenga y si es en animación o en imagen real, yo creo que da igual.

¿Para ser director de películas de animación es necesario saber dibujar bien?

Para ser director de pelis de animación no hace falta saber dibujar bien, hay que saber contar historias. La animación, en un momento, sí que fue mucho dibujar, sí que fue lápiz y papel y ahí evidentemente sí que ayudaba mucho el hecho de que supieses dibujar. Hoy en día, las pelis de animación son pelis en 3D, son pelis que a veces juntan técnicas diferentes. Entonces, la animación hoy en día son un montón de técnicas juntas y hay directores de todo tipo, de todos los perfiles.

La verdad es que no hace falta saber dibujar bien, otra cosa es que ayude. Dibujar ayuda a cualquiera. Cuando te pones delante de un papel y piensas cómo quieres que sea tu plano, pues lógicamente el hecho que tener que dibujar los personajes, dibujar los elementos importantes del plano, te ayuda a entender qué es lo realmente importante en él y, por tanto, vas mucho más al grano y compones mejor lo que quieres conseguir, pero eso le ayuda a todos los directores, tanto de animación como de imagen real. Dicho esto, he de decir que yo soy un dibujante pésimo y he llegado hasta aquí. En realidad no hace falta dibujar bien.

¿Cuál es el principal reto para sacar adelante una película de animación?

Supongo que lo más difícil de conseguir es el dinero para hacerla. Hacer una película de animación es muy caro, muy caro. Hacer una película de imagen real también lo es, pero hacer una película de animación es muy caro siempre. Conseguir que alguien quiera poner tal cantidad de dinero para que tú hagas una peli que está en tu cabeza es complicado.

Dicho esto, una vez que te metes a hacer una película de animación una de las cosas más difíciles es hacer que todo sea creíble. Hay que conseguir que todo aquello que estás viendo en pantalla puedas entenderlo, que no te parezca raro cómo se mueve ningún personaje o cómo se comporta cada uno de los elementos que están ahí delante de ti. Eso pasa mucho cuando intentamos animar personajes humanos.

¿Por qué? Pues porque nosotros estamos acostumbrados a ver personajes de carne y hueso que se mueven de determinada manera. Entonces cuando los haces en animación tienes que conseguir que se muevan correctamente, que sus músculos se muevan como músculos humanos o que los pelos se muevan y se agiten con el viento. Todas esas cosas que cuando coges una cámara no te fijas, porque son reales, sin más, en animación todo eso tienes que crearlo. Entonces, a veces es muy complicado.

Por eso, a veces vemos una película que nos parece mala y seguro que es porque han invertido muy poco tiempo o muy poco esfuerzo, quizás porque no tenías el dinero suficiente para invertir ese dinero y ese esfuerzo. Muchas veces es mucho más fácil conseguir que los personajes sean creíbles siendo bichos extrañísimos que no has visto nunca porque nosotros no sabemos cómo se comportan esos bichos, son inventados, así que se pueden comportar como quieras. Con los humanos, cuesta más. ¿Por qué? Pues porque todos hemos visto humanos, los vemos todo el rato.

Dirigiste “Holy Night”, la primera película de animación 3D digital en España. ¿Fue difícil abrir este camino? No había nadie a quien preguntarle dudas, ni había referencias.

No teníamos ni idea. Todos habíamos visto películas en 3D con las gafitas rojas y azules. No teníamos ni idea de qué procesos teníamos que seguir para que aquello se viese correctamente.  En mi caso, el estudio lo teníamos en Coruña, para ver pelis en 3D teníamos que irnos a Madrid o a Oporto. Solamente en grandes ciudades había 3D digital. Era bastante complicado para tener referencias a la hora de hacer una película en 3D.

Queríamos hacer un 3D que realmente tuviese sentido, que no solo fuera “¡hala cómo mola, estoy viendo una película en tres dimensiones y me estoy metiendo dentro!”. No, no era eso. Queríamos que si los personajes se salían de la pantalla, saliesen por algo. No solo para que saliesen y fuesen divertido, como si estás en un parque de atracciones. Sino que, si un monstruo sale de pantalla sea pues porque quiere asustar más. No queríamos que fuese de manera gratuita, que las cosas fuesen en 3D porque sí. Sé que me repito mucho, pero lo importante es la historia. El 3D es solo una herramienta y en ese momento era una herramienta nueva que no conocíamos porque no nos habían enseñado. Por lo tanto, lo que tuvimos que hacer fue estudiar mucho, aprender mucho para poder contar la historia.