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Exprisionero de la Stasi: “No sólo debemos aprender historia, sino aprender de la historia, del pasado”

El Muro de Berlín marcó la vida de miles de personas desde su construcción en agosto de 1961, hasta su caída en noviembre de 1989.

Muchas personas murieron intentando cruzar al otro lado y otras muchas acabaron encerradas en Hohenschönhausen, la prisión central de la República Democrática Alemana (RDA) en la capital alemana. Uno de esos prisioneros fue Jorge Luis García Vázquez, nacido en La Habana, Cuba, que trabajaba en esa época como traductor en el este de Berlín.

Viviste en el este de Berlín en una época en la que un muro de hormigón dividía la ciudad. ¿Cómo viviste esa época y su posterior reunificación?

Alemania estuvo dividida durante cuarenta años y especialmente su capital Berlín fue separada por un muro hasta 1989. Eran los años de la llamada Guerra Fría. Del enfrentamiento económico, político y militar entre dos sistemas totalmente opuestos: el comunismo y el capitalismo.

Muchas personas se sentían sin libertad en la República Democrática Alemana (RDA) e intentaron escapar hacia la Alemania Federal. Yo fui uno de ellos. En 1987, la Policía Política comunista, la nombraban la Stasi, me detuvo y de forma secreta me llevaron a una prisión desconocida para la población en Berlín.

Allí fui interrogado durante varios días por personas que nunca me dijeron sus nombres. Y posteriormente fui enviado de vuelta a Cuba, mi país, pero también una dictadura comunista, donde también fui interrogado y posteriormente puesto en libertad, pero bajo vigilancia de las autoridades cubanas. Allí me enteré, en Cuba, de la caída del Muro de Berlín. Y primeramente no lo podía creer. Me permitieron regresar a Alemania cinco años después, en 1992. El Muro de Berlín no existía y Alemania se había reunificado.

Jorge Luis García Vázquez, antiguo prisionero de la Stasi

¿Crees que se cometieron errores en la reunificación de Alemania?

La reunificación de ambos países ha sido un largo proceso. Difícil camino. Con muchos errores y dificultades, pero ha demostrado que es posible realizar cambios sin violencia. Y que la violencia nunca será una solución para resolver los problemas.

Pienso que no sólo debemos aprender historia, sino aprender de la historia, del pasado. Si conocemos el pasado podemos construir mejor el futuro. Lo más importante es aprender a defender la libertad.

¿Te encontraste después de la caída del Muro de Berlín con alguno de tus carceleros o antiguos miembros de la Stasi?

Nunca más he visto a las personas que me interrogaron y me hicieron daño. Personalmente, los he perdonado.

Actualmente visito los colegios y explico a los más jóvenes cómo funciona una dictadura y a menudo trabajo en aquella cárcel, antes secreta, ahora convertida en museo, donde estuve detenido y se la muestro a las personas que la visitan. Les relato mis experiencias y las de otros prisioneros que también estuvieron detenidos allí. He convertido mi pasado en una fuente para enseñar. Y algo muy interesante, a veces cocino para mis colegas de trabajo comidas cubanas en el lugar donde estuve detenido.



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