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Experto en volcanes: “Hoy en día es posible que ocurra una erupción inesperada”

Los volcanes se pueden encontrar en La Tierra, así como en otros planetas y satélites. Algunos volcanes son mucho más activos que otros y se puede decir que algunos se encuentran en estado de erupción permanente, mientras otros llevan años dormidos.

 

Los volcanes activos suponen una amenaza para todas las formas de vida no sólo por la erupción de roca fundida o la lluvia de cenizas y brasas, sino también por las corrientes de lodo que pueden provocar.

 

Por eso es muy importante el papel de los institutos geográficos encargados de monitorear parte de los volcanes de nuestro planeta. Uno de estos expertos es Itahiza Domínguez Cerdeña, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional de España, con el que hablamos para saber más sobre el tema.

Itahiza Domínguez Cerdeña, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional de España

¿Cómo se monitorean los volcanes activos?

 

Los volcanes nos avisan semanas o meses antes de que ocurra una erupción. Esto es algo que no pasa, por ejemplo, con los grandes terremotos. Por tanto, las erupciones se pueden pronosticar de una manera equivalente a como se hace con los fenómenos meteorológicos.

 

Para vigilar un volcán hay tres técnicas principales: medida de la deformación, medida de los gases y estudio de los terremotos. Realmente, durante una erupción el magma, que es roca fundida, asciende por el interior de la tierra modificando la superficie.

 

Es como si tuviéramos un globo bajo tierra que deformara el suelo. La superficie de La Tierra se deforma, es decir, que el suelo se hincha. Esta inflamación del suelo es, en la mayoría de los casos, de unos pocos centímetros y la podemos medir con gps, como los que se usan en los coches o móviles, pero con mucha más precisión. Podemos medir deformaciones más pequeñas que un centímetro.

 

Además, ese magma contiene gases volcánicos, que ascienden a la superficie formando fumarolas, y que también podemos medir para saber si existe magma bajo nosotros. Finalmente, esta ascensión de magma también rompe el terreno al desplazarse generando miles de pequeños terremotos que marcan el camino de ese magma en su ascenso a una nueva erupción volcánica. Todas estas señales las analizamos en un observatorio volcánico, donde se determina si hay posibilidades de que ocurra una nueva erupción volcánica.

 

 

¿Cómo es el proceso para avisar a la población cuando se detecta que un volcán ha entrado o va a entrar en erupción?

 

En caso de señales precursoras de una erupción, las autoridades tienen que dar un mensaje sencillo a la población, que pueda ser a través de un semáforo volcánico. Este puede tener tres o cuatro colores o incluso niveles intermedios dependiendo del tipo de volcán.

 

Cada volcán tiene un semáforo distinto dependiendo de su peligrosidad. El semáforo se suele indicar por zonas concretas alrededor del volcán y no para todo el volcán. Normalmente en verde significa que la población puede hacer su vida normal. En amarillo, que deben estar atentos a los avisos de las autoridades en caso de tener que evacuar su zona. Y en rojo, suele significar evacuación inminente de esa zona. Por todo ello, es importante formar y educar a la población que rodea a los volcanes activos, para que sepa cómo actuar en cada caso.

 

¿Podría producirse una erupción inesperada tan fuerte que no diera tiempo a evacuar?

 

Cada día mejoramos los sistemas de vigilancia volcánica. Sin embargo, sólo se monitorean adecuadamente uno de cada diez volcanes activos en el mundo. Se suelen vigilar mejor aquellos volcanes que tienen erupciones cada pocos años o que se encuentran muy cerca de la población.

 

Sin embargo, hay miles de volcanes con muy poca o ninguna vigilancia, que aunque llevan sin entrar en erupción cientos de años podrían reactivarse en cualquier momento. Esto ha ocurrido, por ejemplo, en los últimos años, en la erupción del volcán Chaitén, en Chile, en 2008, que obligó a evacuar precipitadamente a la población que estaba más cerca del volcán. Hoy en día es posible que ocurra una erupción inesperada. Sin embargo, gracias a los satélites, en un futuro cercano, podremos vigilar todos los volcanes del mundo para evitar este tipo de desastres.

 

 

¿Cuáles son las zonas del mundo con una mayor actividad volcánica actualmente?

 

La zona del mundo donde ocurren hoy en día nueve de cada diez erupciones se llama el cinturón de fuego del Pacífico. Es una amplia zona que rodea el Océano Pacífico. En concreto, este cinturón marca el borde de varias placas tectónicas, que es donde se producen las erupciones.

 

La superficie de La Tierra, la corteza, está dividida en muchos trozos o placas tectónicas, que se mueven unas contra otras. Los choques entre esas placas producen grandes terremotos y favorecen la formación del magma, esa roca fundida, que es la que genera las erupciones volcánicas.

 

Los países con más erupciones volcánicas son: Chile, Indonesia, Estados Unidos, Japón y Rusia. Todos situados en ese cinturón de fuego del Pacífico. En España, la zona volcánica más activa se encuentra en Canarias, donde se han producido 18 erupciones en los últimos 600 años. Siendo la última, hace tan solo 10 años en la isla del Hierro.

 

¿Si son peligrosos, por qué hay poblaciones a los pies de los volcanes?

 

A pesar de la peligrosidad que suponen los volcanes activos, aproximadamente la décima parte de la población mundial vive cerca de ellos. Esto se debe principalmente a que los volcanes fertilizan las tierras que se ven afectadas por sus erosiones, a través de sus cenizas volcánicas ricas en mineral. Estos terrenos se ven enriquecidos por nuevos elementos, que favorecen el crecimiento de vida y por tanto proporcionan tierras más fértiles que atraen a la población.



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